Ya estoy en mi casa, en Ponferrada. Después de más de 5 horas de bus al sol de los campos de Castilla, sin película y sin agua, mis padres me meten en el coche dirección casa de mis abuelos para una cena familiar. Estuve apunto de liarla y dar pataletas en el coche pero decidí dejarlo estar por ser el primer día.
No tengo ningún plan para el resto del día. Creo que después de comer, me cojo el coche y me voy al club náutico a repanchigarme allí con un porrón de cerveza y un libro (La maravillosa vida breve de Oscar Wao. Que de momento me está flipando)
Me ha dado pereza venir a Ponferrada, la verdad. Pero no más de la que me daba quedarme en Madrid con tanto calor y nada que hacer mientras todo el mundo curra. Sería un error quedarse en Madrid el último verano antes de ponerse a trabajar. Los siguientes veranos me podrá apetecer o no quedarme, pero no tendré opción.
ONDA RURAL, QUE ASÍ SEA!. Me apetece pasar las tardes en los pueblos tranquilamente, ir a ríos, al pantano, a charcas, me da igual.
En verano agarro el coche y soy todo oídos.
Mis últimos días en Madrid los he aprovechado para salir bastante destroyer, para ir a exposiciones (Insisto en lo BUENÍSIMA que es Las máquinas y el alma, en el Reina Sofia), para ir a la famosa piscina del Jony con Henar -a la que se le ve mucho bagaje piscinero haciendo cosas de sirenita Ariel- y con Clara; y tambien para meterme en el cine con el bañador medio mojado -me quedé pajarito- a ver Funny Games, que no por ser un remake deja de ser un PELICULÓN.
Y también para hacer alguna que otra comprilla: Apocalypse Nerd de Peter Bagge que me duró lo que tardó el autobús en llegar a La Bañeza, y que es divertidísimo.
y alguna que otra camisetilla.
miércoles, julio 09, 2008
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