CALYPSIS

Vengo dando tumbos. Con la mochila cargada, el código fiscal en una mano, las llaves y el movil en la otra y 3 bolsas del sabeco tirando de mis corbas. Cada vez tengo más claro que no quiero pasar el verano en Madrid. Me quedaré aquí lo justo y necesario.
Ayer A.S.D.L.B (al salir de la biblio, a partir de ahora emplearé estas siglas para resultar menos cansino) me fui a Lavapiés a ver a Alex, Jorge, Cris y Marcos, que también estaba allí y hacía siglos que no le veía. Todos han acabado y están dedicando sus últimas días de verano en Madrid a ir a exposiciones, fiestas de graduación o cualquier cosa que no implique stress o mala onda. Me recomendaron especialmente la que acaban de inaugurar en el Reina Sofía y a la que me acompañarán el viernes, cuando ya esté libre de todo mal. Después de tomarnos unas birras en su terraza de Lavapiés -donde se disfrutan mucho más que en las terrazas de los bares, por acogedor y por economía- hablamos de El Gincho, de los rascacielos giratorios, de la pérdida de interés por los festivales estivales y de más cosas que ya no me acuerdo.





Después de cenar unas pechugas de pollo rebozadas y una ensalada bastante exótica, que hizo Jorge y que estaban cojonudas, nos sentamos a ver un reportaje bien serrdo, con un título bastante acorde con el contenido: ¿SE PUEDE SER MÁS GUARRO?. El reportaje era un experimento en el que un hombre y una mujer se ofrecían a no lavarse durante 6 semanas nada menos e ir comentando cómo lo llevaban. El objetivo era demostrar que pasados unos días el cuerpo pasa a limpiarse de forma natural. No sé si llegaron a demostrarlo o no porque no me quedé hasta el final del programa. Sólo sé que pasada una semana, la mujer se estaba mareando con el olor de su aliento y que sus hijos no querían ni acercarse.
Sobre la 1 pasé por Tribunal a tomarme una caña a toda hostia -la camarera casi me hace firmar por escrito que me la tenía que beber en cinco minutos-con Henar, Pablo, Nabo, Clara y más gente a la que no conocía. Después nos acercamos hasta el fotomatón. Yo sabía que no iba a aguantar mucho pero no esperaba aguantar sólo 5 minutos. Entre el cansancio y que me había quedado sin pasta decidí lanzar una bomba de humo e irme a casa a domir, que buena falta me hacía.